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jueves, 4 de junio de 2015

Format Factory - Conversos entre formatos multimedia

Format Factory te permite realizar conversiones entre formatos de vídeo, sonido o imagen. Algunas de las combinaciones de conversión que ofrece el programa:

- Cualquier vídeo a MP4, 3GP, MPG, AVI, WMV, FLV o SWF.
- Cualquier sonido a MP3, WMA, MMF, AMR, OGG, M4A o WAV.
- Cualquier imagen a JPG, BMP, PNG, TIF o ICO.

Este software multiplataforma no es otra cosa que una interfaz gráfica que pone a disposición del usuario herramientas de conversión de código abierto, como son: FFmpeg, Mencoder y CxImage.
Una especie de vitorinox de la conversiones de formatos multimedia. Lo mejor es que tiene una versión gratuita totalmente funcional.


martes, 12 de mayo de 2015

Any Video Converter - Convertir vídeos a otros formatos gratis!

Any Video Converter está diseñado sin limitaciones y costos cero. Te permite, fácilmente, convertir cualquier archivo de vídeo a cualquier formato GRATIS!

Formatos de video de origen soportados: MP4, MPEG, VOB, WMV, 3GP, 3G2, MKV, MOD, M2TS, RMVB, AVI, MOV, FLV, F4V, DVR-MS, TOD, DV, MXF, OGG, WEBM and more,.
Formatos de video de salida soportados WMV, MPG, MP4, AVI, ASF, M2TS, 3GP, 3G2, FLV, MKV, SWF, WEBM, HTML5 WEBM, HTML5 OGG, HTML5 MP4 and more.
Dispositivos soportados: iPad Air, iPad Mini, iPhone 5S, iPhone 5C, Apple TV, Galaxy S III , Google Android, Kindle Fire HD, Sony PSP, Xbox 360 and more.


Es muy fácil de usar... arrastrás el video que querés convertir a la ventana del programa, elegís el formato de salida y comienza el proceso de conversión. El formato de salida de la conversión se puede elegir por extensión (MP4, MPEG, VOB, WMV, 3GP, etc...) y si no conocés la extensión, podés elegir por dispositivo (iPad Air, iPad Mini, iPhone 5S etc...)  que el programa utilizará el formato adecuado.


viernes, 7 de febrero de 2014

Virtual Box

VirtualBox es un poderoso producto de virtualización x86 y AMD64/Intel64, es también la única solución profesional  de código abierto bajo los términos de la Licencia Pública General de GNU ( GPL ).

Utilizando Virtual Box podremos crear discos virtuales dentro de nuestro sistema operativo donde podremos instalar otros sistemas operativos que se ejecutaran en una ventana de nuestro SO. Util para conocer nuevos SO o bien para poder correr programas antiguos que necesitan de un SO anterior al que tenemos instalado.

Actualmente, VirtualBox se ejecuta en Windows , Linux , Macintosh y hosts de Solaris y soporta un gran número de sistemas operativos invitados incluyendo pero no limitado a Windows (NT 4.0, 2000 , XP , Server 2003 , Vista, Windows 7 , Windows 8 ) , DOS / Windows 3.x, Linux ( 2.4 , 2.6 y 3.x ) , Solaris y OpenSolaris , OS / 2 , y OpenBSD .




Visitar el sitio oficial de Virtual Box

martes, 18 de octubre de 2011

La Propiedad Intelectual

Ya desde pequeños nos familiarizamos rápidamente con el concepto de propiedad. Sin ir más lejos, yo me acuerdo como entró en mi vida: en los recreos del cole. A esa edad todavía tenía la sana costumbre de coleccionar cromos, que se intercambiaban al melódico si le, no le1 entre clase y clase. Un cromo o era tuyo o era del amiguete con el que los cambiabas, pero no podía ser de los dos a la vez; al fin y al cabo, ese cromo sólo podía acabar en la colección de uno de los dos. Como muy tarde, era justamente a la hora de pegarlos en el álbum cuando te dabas cuenta de que el cromo era propiedad tuya y de nadie más.

Si me hubieran hablado entonces de la propiedad de bienes que no se pueden tocar, no le hubiera encontrado ningún sentido. Probablemente, hoy todavía no se lo encuentre. Y es que desde hace más o menos un par de siglos, el concepto de propiedad que tenemos para los bienes tangibles se ha extendido a los intangibles, lo que ha dado paso a la propiedad intelectual. 
Cuando se planteó esta analogía, los bienes intangibles se podían copiar, pero esto era una práctica cara (y, a veces difícil), al alcance de unos pocos. Por eso, la idea de propiedad que dábamos a un bien intangible (pongamos por caso un libro o un CD) se asemejaba mucho a uno tangible: no lo podías compartir sin quedarte sin él. Aunque ciertamente, eso fue hace mucho tiempo. Hoy, con los bajos costes de copia, literalmente cualquiera puede conseguir una copia fidedigna del original. Si los cromos fueran un bien intangible, el si le, no le de los recreos estaría en vías de extinción, ya que obtener una copia idéntica del cromo de mi amigo no sería nada difícil y el coste sería despreciable.

Precisamente uno de los aspectos más llamativos del software libre es su desafío a la concepción imperante sobre el derecho a la propiedad intelectual, en especial del copyright. Resulta paradójico para muchos cómo el software libre se vale precisamente del copyright -las licencias que rigen las condiciones de uso y (re)distribución del software- para conseguir justamente lo contrario que lo que ha venido a ser común en los últimos siglos.

Es interesante observar cómo el modelo que propone el software libre resulta beneficioso para todos, incluso -para incredulidad de muchos- para el propio autor. Y resulta que en contraposición con el modelo de copyright, el nuevo modelo (denominado popularmente como copyleft en un hábil juego de palabras tan dado a los anglosajones) funciona mejor si copias el software. Ya he comentado en el prólogo que este mismo libro sigue la filosofía del copyleft. 
Y es que el modelo adoptado por el software libre se puede trasladar con algunos matices a otros bienes intangibles. En Músicos, compositores y rentistas se aplicaría sobre la música, indagando en los diferentes roles que existen en la creación de obras musicales y las implicaciones que un modelo similar al copyleft tendría en la industria musical. Software, mentiras y cintas de video lo haría seguidamente con el cine, haciendo cábalas de cómo sería el cine libre (modificable y redistribuible).

lunes, 17 de octubre de 2011

Historia del Software Libre

El software libre nació de la mano del propio software en la década de los años 60. Entonces las gigantescas máquinas a las que llamaban computadoras hacían uso de programas cuyo código fuente estaba a la vista de todos (los que querían verlo, por supuesto) y se podía distribuir libremente. Esto provocó que ya en esos tiempos, prehistóricos desde el punto de vista de la informática, existiera una pequeña comunidad de científicos y programadores que intercambiara código, a la vez que informes de errores e ideas. El software por entonces no era más que un valor añadido a las carísimas computadoras y se solía distribuir gratuitamente por los fabricantes.

La situación cambió radicalmente con el descenso del precio de las máquinas y sus componentes (el hardware) y la progresiva necesidad de un software más potente y con mayores funcionalidades. La ventaja competitiva que el intangible daba a las máquinas llegó hasta el punto en el que incluso había gente que estaba dispuesta a pagar dinero por él. Esto que en sí no es necesariamente malo, provocó sin embargo un giro radical en la industria informática: las primeras compañías exclusivamente dedicadas a la creación de software aparecieron en el horizonte y se hicieron fuertes en el mercado.

En aras de maximizar beneficios (económicos y estratégicos), una de sus tácticas habituales era limitar hasta más no poder lo que el usuario podía hacer con el software que creaban. De repente, algo tan natural hasta pocas fechas antes como compartir un programa o su código se convirtió en una práctica deleznable y que atentaba no solo contra el creador del software, sino contra toda la industria del software y, por si acaso, también contra la sociedad y su bienestar. El lector, seguro que muy atento a los temas de actualidad, sabrá que este argumento se sigue utilizando de manera habitual una y otra vez en nuestros días por asociaciones de editores y grandes compañías de software: el que copia es nada menos que un pirata.

No fue hasta mediados los años 80, cuando Richard Stallman formalizó las ideas básicas del movimiento del software libre que está revolucionando la industria del software (y como se verá en este libro, puede que algo más). El software libre, tal y como lo conocemos hoy, dio sus primeros pasos con un manifestó en favor de la libertad de expresión y un proyecto conocido hoy mundialmente, el proyecto GNU. Y con él, vio la luz probablemente una nueva forma de ver y entender el software y los bienes intangibles que se ha visto acelerada con la masiva implantación de Internet en las postrimerías del siglo XX y principios del actual.

Ha sido el binomio Internet-software libre (junto con otros ingredientes secundarios) el que ha propiciado uno de los cambios más radicales de las últimas décadas. Nótese que es difícil imaginarse el éxito del uno sin el otro. La mayor parte de la infraestructura de Internet se sustenta sobre código libre, mientras que las posibilidades colaborativas que ofrece Internet han sido vitales para el pleno desarrollo del software libre como elemento tecnológico y filosófico. Sin embargo, mientras el cambio tecnológico basado en Internet ha tenido una fuerte implantación en el mundo occidental, la mentalidad ligada al software libre está tardando algo más en calar en la sociedad. 
 
Pero no cabe duda de que paulatinamente va ganando en importancia. Y es precisamente en este punto donde nos encontramos; en un mundo que está empezando a asimilar estos cambios y lo que conllevan. Los ensayos en este libro presentan y toman posición precisamente en algunos de los debates de más radiante actualidad que tienen que ver con estos aspectos. El lector podrá comprobar que el futuro tiene una clave en software libre y que ésta puede ser la llave hacia la sociedad post-moderna.